sábado, 29 de abril de 2017

Y así es como te recordaría...


        … entre Sophie Marçeau y Charlotte Gainsbourg, tu delgadez (y tu delicadeza), tus alas plegadas bajo los omóplatos, o las escápulas, y tu mirada que abría la puerta de lo maravilloso, esa leve elevación de la pupila derecha que hacía de tu sola mirada el más potente y perturbador afrodisíaco.
               ─Tú no me quieres, sólo me utilizas como un objeto sexual.
        Y lo decías como asustada de los efectos que provocabas en mí (que provocabas en nosotros), y lo decías entre risas, entre chapoteos de charcos de paraíso que unos niños pisoteaban con katiuskas. Y lo decías otras veces tan seria, como reconcentrada, como intentando recordar y arribar a las riberas de una existencia anterior…
            Un día habría de llegar en que yo no pudiera recordarte en tus fotos (quizá más adelante sí pudiera volver a mirarlas, a mirarte a los ojos ─a ese ojo que soñaba conmigo─ de nuevo), y te recobraba quizá en alguna película de esas actrices que se te parecían, que iban pareciéndosete más y más hasta casi borrar tu rostro de mi corazón.
            Hasta esta tarde, en un autobús, en que he vuelto a sentir sobre mí ese poder (esa pupila que se eleva levísima, levitando un milímetro más alta, más lejana, como recordando qué, como queriendo reconocer esa otra atención excesiva ─la mía─ que te va desnudando de ti, de la que eras entonces, de quien eras cuando aún no eras tú…), y he sabido con total seguridad que tuviste una hija, que más o menos sumará la misma edad de este siglo, y …


Eduardo Fraile

No hay comentarios:

Publicar un comentario